miércoles, 28 de noviembre de 2012

“Misión Olvido”, de María Dueñas



Tras el espectacular éxito de El tiempo entre costuras con más de un millón de ejemplares vendidos en España y traducida ya a más de treinta idiomas, María Dueñas (1964) publica su segunda y esperada novela. El tiempo entre costuras, muy valorada por la crítica y lectores, es un best seller de calidad muy superior a la habitual que, además, en su concepción y desarrollo, no sucumbió a algunos de los casi obligatorios ingredientes de los best seller contemporáneos, más obsesionados por seguir el guión de lo políticamente correcto en lo moral y argumental que por buscar, con algo de riesgo, la calidad literaria.
Misión olvido no supone ningún cambio brusco en estos objetivos literarios: entretenimiento, una pasión humana, interesantes tramas secundarias y, por qué no, unas gotas de melodrama y romanticismo.

Blanca Perea es una profesora de universidad que ha sufrido un importantísimo revés en su vida. Casada, con dos hijos ya con los estudios terminados, es abandonada por su marido, que se ha enamorado de una mujer más joven que ella. Para poner tierra por medio, encajar las piezas de su vida y enfrentarse a un nuevo futuro personal y familiar, Blanca decide solicitar una beca en una universidad extranjera, cuanto más lejos de casa mucho mejor.

A las pocas semanas se traslada a la Universidad de Santa Cecilia, en California, donde tiene que hacerse cargo de poner orden al legado de un antiguo profesor de origen español, Andrés Fontana, fallecido hace ya más de treinta años. Blanca se entrega a su tarea con profesionalidad, con el fin de que el trabajo intenso y el paso del tiempo sean la mejor terapia para las cicatrices de su alma.

Andrés Fontana se trasladó a Estados Unidos para estudiar un curso, pero cuando estaba a punto de regresar a España estalló la Guerra Civil y decidió quedarse para siempre en Estados Unidos. La novela cuenta su vida especialmente hasta ese trascendental viaje; el resto hasta su muerte, va saliendo a retazos gracias a las investigaciones de Blanca y a la relación con antiguos compañeros del profesor, de manera especial con Daniel Carter, discípulo de Andrés, a quien un viaje a España para investigar sobre la obra del escritor exiliado Ramón J. Sender, también acaba por cambiar su vida.

Los últimos años de Andrés Fontana estuvieron dedicados a investigar sobre las misiones fundadas por los franciscanos en la Alta California; Andrés intuye que en las fundaciones llevadas a cabo en lo que hoy se conoce como El Camino Real falta una, que él llama Misión Olvido, y cuya ubicación puede tener algo que ver con Los Pinitos, un antiguo parque donde, con la oposición de los vecinos y de la propia Universidad, quieren levantar ahora una gran superficie.

Blanca realiza al principio su trabajo de una manera un tanto distante; tampoco se implica mucho, al principio, en la vida universitaria ni fomenta ningún tipo de relación social a su alrededor. Sin embargo, poco a poco, las dudas e incógnitas de la vida de Andrés Fontana, su periplo personal, su destino, sus ideas, lo que ha vivido... rompen el caparazón de Blanca hasta identificarse al máximo con el alma de ese compatriota. A la vez, algunas dudas sobre su existencia empiezan a clarificarse gracias al apoyo de Daniel Carter, personaje clave en la novela, quien arrastra una vida con dramas y contrariedades sin resolver. La amistad con Daniel y con la secretaria de la Universidad, Rebecca Cullen, arrastran a Blanca a salir de sí misma y a intentar olvidarse de sus problemas personales. Al final de una serie de aventuras que dejan profunda huella en su alma, Blanca entiende que su vida merece pasar página y afrontar una segunda oportunidad.

La autora maneja un estilo sencillo, funcional y didáctico a la hora de explicar algunos de los ingredientes históricos y sociológicos de la novela. A diferencia de El tiempo entre costuras, quizás la trama no sea tan directa y clara y eso puede llevar a dudar sobre cuál es su hilo conductor; algunas historias secundarias –como el viaje a España de Daniel Carter- las trata la autora con una excesiva prolijidad, mientras que otros aspectos que merecían un mayor detallismo y aclaración apenas son descritos. Desde el punto de vista estructural, la novela resulta débil e hinchada en exceso, sobre todo en la primera parte, la más floja, aunque poco a poco la principal intriga, la relacionada con el devenir del mundo interior de Blanca, acaba por focalizar mejor la novela. Desde el punto de vista sentimental, la autora se mueve en ocasiones en una red de relaciones superficiales, sin llegar a penetrar con profundidad en la vida interior de los personajes, aunque lo que describe siempre resulta emotivo y verosímil.

Y conviene dejar bien claro que Misión Olvido, para lo bueno y para lo malo, pertenece a ese género que promocionan de manera un tanto obsesiva algunas editoriales, las más comerciales: un best seller que entretiene, sencillo, ameno, fácil de leer, con sus buenas dosis de didactismo, y al que pueden acceder sin complejos lectoras y lectores muy variados.

 
Misión Olvido
María Dueñas
Temas de Hoy. Madrid (2012)
512 págs. 21,90 €.

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