domingo, 2 de diciembre de 2012

“Ayer no más”, de Andrés Trapiello



Poeta y ensayista, Andrés Trapiello (1953) es autor de un diario titulado Salón de pasos perdidos, del que ya se han publicado diecisiete volúmenes y al que hemos dedicado alguna entrada en este blog. También es autor de varias novelas, como Los amigos del crimen perfecto (Premio Nadal 2003) y Al morir don Quijote.

Ayer no más tiene como telón de fondo la guerra civil española, asunto al que Trapiello ha dedicado no pocos trabajos y ensayos, el más conocido Las armas y las letras. Trapiello se ha caracterizado por huir del maniqueísmo que se ha instalado entre los historiadores y novelistas. Desde una perspectiva de izquierdas, ha hablado de la represión en el bando franquista, pero también ha señalado los crímenes cometidos en el bando republicano en nombre de la democracia y la libertad.

Pepe es un catedrático de Universidad que se acaba de separar de su mujer y ha pedido el traslado a su ciudad natal, León. La novela comienza con su regreso y con el reencuentro con su padre, con el que mantiene una distante relación a la que poco han contribuido los libros que ha publicado Pepe, especialista en la Guerra Civil española. Su padre se alistó con diecisiete años en el bando nacional, perdió a muchos amigos y militó en la Falange y años después en el partido Fuerza Nueva.

La incorporación de Pepe a la Universidad de León también es traumática, pues tiene que convivir con algunos profesores que, de manera militante, se han entregado a la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. Aunque comparte las intenciones de esta Asociación, desconfía de los oportunistas, aquellos que, como Mariví, una de las profesoras de su departamento, se creen que tienen “la exclusiva de la República, de los republicanos muertos y de todas las fosas de León”. Según Pepe, estos oportunistas han visto en la Ley de Memoria Histórica la posibilidad de incrementar su poder político y universitario, de hacer negocio y de dar publicidad a sus investigaciones históricas. En el Departamento conoce a la que será más tarde su amante, Raquel una joven profesora que comparte con Pepe unas inquietudes similares sobre la misión de los historiadores no para utilizar la historia en beneficio propio sino para descubrir y describir la verdad.

El cañamazo de la novela es el fortuito encuentro, con Pepe como testigo, de su padre Germán con el hijo de una de las víctimas de la represión falangista en León. Esa persona, un niño en aquellos momentos, fue testigo de la muerte de su padre y reconoce a Germán como uno de los que estaban en el grupo de falangistas en aquel momento. A partir de aquí, Pepe quiere conocer toda la verdad de un suceso que su padre nunca le ha relatado. Sus investigaciones ponen en peligro tanto su fama como historiador como la estabilidad familiar, además de abrir una serie de heridas de las que se aprovecharán en beneficio propio algunos de los implicados. Estos hechos le sirven a Pepe para comprobar, con tristeza, cómo resulta casi imposible cambiar el enfoque de aquellos sucesos, que todavía hoy se siguen utilizando para fomentar el revanchismo, la división y el enfrentamiento.

Aunque la novela tiene a Pepe como personaje central, emplea una estructura coral, pues son los diferentes protagonistas los que cuentan sus opiniones sobre lo que está pasando, aunque son Pepe y Raquel los que tienen una participación más activa. La novela aborda cuestiones que suelen ser habituales en Trapiello: la Guerra Civil, su apuesta por una tercera España, su conflictiva relación con la ciudad de León, la excesiva politización a la hora de conocer la reciente historia de España... Llama la atención, a pesar del mensaje anti-tópicos que lanza Trapiello, que sobre la participación de la Iglesia en la Guerra sólo se ofrezca una única versión, la más simple. Pepe, a pesar de ser un personaje de ficción, posee muchos de los rasgos del propio autor, lo que supone un importante acierto, pues al contarnos sus impresiones recuerda bastante al narrador de los diarios, uno de los mayores logros de la literatura del autor leonés.

Resultan también interesantes las reflexiones de Pepe sobre la Guerra y el papel de los historiadores: “El error en el que hemos incurrido durante tantos años los historiadores a la hora de abordar la Guerra Civil ha sido (...) el de interpretar los hechos a partir de dos bandos, buenos y malos, de dos posiciones, una progresista y otra reaccionaria”. También sobre cómo se ha utilizado demagógicamente la reciente Ley de Memoria Histórica: “Tengo mis sospechas de que la memoria histórica es, en la práctica, un intento de fundar el mito de una España superior a otra”. Y también advierte a Raquel de las dificultades con las que se va a encontrar si decide dedicarse a investigar sobre la Guerra Civil: “no te fíes de nada ni de nadie, no creas lo que te cuentan ni lo que les en los libros, en los periódicos, en los archivos... No he visto nunca nada en lo que la gente mienta más”. Y para contar lo que sucedió, concluye Pepe, “no sirve la Historia, sólo la novela puede hacer algo por la vedad”. Ayer no más, con sus luces y sombras, es una nueva aportación a unos hechos en donde arrasa el simplón maniqueísmo. Trapiello ha intentado, por lo menos, salirse del guión.


Ayer no más
Andrés Trapiello
Destino. Barcelona (2012)
312 págs. 20 €.

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