miércoles, 9 de enero de 2013

“Segovia”, de Dionisio Ridruejo



 
En 1973 y 1974, un año antes de su repentino fallecimiento, Dionisio Ridruejo (Burgo de Osma, 1912), intelectual y político franquista que más tarde se enfrentaría al régimen, publicó en dos entregas su Guía de Castilla la Vieja, obra que años después la editorial Destino publicó en seis volúmenes de bolsillo dedicados cada uno a una provincia. La editorial Gadir recupera ahora el volumen sobre la provincia de Segovia. Ridruejo vivió durante años en Segovia y conocía muy bien su provincia, como se puede apreciar en este libro.

Una guía de estas características tiene la limitación del espacio. El autor debe sintetizar al máximo los datos, las informaciones, las valoraciones, las impresiones... Además, no puede dedicar extensos comentarios a todo aquello que merece reseñarse, de ahí que se vaya a tiro hecho a aquellos lugares y monumentos más históricos y característicos. A pesar de estas lógicas limitaciones, el libro es una excelente y completa guía de Segovia y su provincia a la que vienen muy bien las numerosas fotografías en blanco y negro que ha añadido el editor.

Las referencias a la historia son constantes, pues Segovia es una provincia con muchos restos arqueológicos y con impresionantes testimonios de muchos pueblos. Basta con citar el Acueducto segoviano para destacar la honda huella de los romanos. Y también son muchos los testimonios, tesoros y restos de la época medieval en la que Segovia, como parte de Castilla, tuvo un singular protagonismo. Escribe Ridruejo que “la historia pesa en Segovia como en toda Castilla. Toda Castilla es una nación venida a menos, menoscabada, desecada. Por la demasía de su esfuerzo y la relativa ingratitud de su suelo”.

El libro tiene como eje central la ciudad de Segovia, a la que el autor dedica abundantes páginas que muestran la variedad de monumentos importantes y su riqueza, como el mencionado Acueducto, la Catedral, las numerosas iglesias y conventos que se construyeron en su recinto, el Alcázar... El recorrido por sus calles y plazuelas demuestran su profundo conocimiento de Segovia: “las plazas segovianas parecen hechas para grabarlas o pintarlas, lo que, por cierto, no dejaron de hacer los pintores casticistas del 98”. Y de Segovia, ciudad abierta, destaca las vistas hacia “el horizonte de sierras sobre el que destaca la ciudad”: Peñalara, los Siete Picos, las Cabezas de Hierro, “la forma de estatua yacente de la Mujer Muerta, impresionante por su realismo figurativo arrancad a los montes por los grandes martillos del azar”. Y reflexiones poéticas que dan en el clavo: “Todo alto, alejado, en aquel punto justo entre la solidez y la evanescencia que no abruma ni miente”.

Y luego están los pueblos de la provincia, todos con un poso histórico que tienen pocas provincias españolas. Los hay que destacan por sus castillos, sus iglesias, sus restos romanos, sus monasterios, sus palacios... Mención especial merecen el palacio de La Granja y sus famosísimos jardines; pueblos con tanta tradición como Sepúlveda, Riaza, Cuéllar, Turégano, Coca, Cantalejo... Aunque Ridruejo esté escribiendo de la España de la década de los setenta, salvo algunos cambios de renombre, sus observaciones siguen siendo plenamente válidas, pues más que ofrecer una guía turística sin más, de usar y tirar, ha intentado Ridruejo atrapar los valores eternos de una provincia repleta de historia, arte, gastronomía, cultura y literatura.



Segovia
Dionisio Ridruejo
Gadir. Madrid (2012)
200 págs. 17,50 €.

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