miércoles, 10 de julio de 2013

“El canguro alcohólico”, de Kenneth Cook



Kenneth Cook es un conocido escritor y periodista australiano, autor de diferentes obras, aunque la que le dio más popularidad fueron los tres libros de relatos humorísticos sobre la Australia profunda. Tras el éxito de El koala asesino y El lagarto astronauta, aparece ahora El canguro alcohólico.

Los tres libros tienen parecidos ambientes y protagonistas y contienen las disparatadas aventuras que el autor, aventurero a menudo a pesar suyo, padece en el Outback, la Australia más desconocida y profunda, plagada de personajes y animales extravagantes que ponen al autor en serios aprietos.

El tono del libro es directo y muy divertido y es el autor el encargado de introducir de manera muy personal las anécdotas que va a contar, en las que no se sabe qué es peor, si la inesperada actitud de los animales o el extraño comportamiento de algunos de sus acompañantes o los aborígenes con los que se encuentra, siempre dispuestos a sacar dinero a los turistas y a los inexpertos viajeros que se han perdido por aquellos parajes.

“La creencia de que en Australia –escribe el autor en El koala asesino- no hay más criaturas peligrosas que los cocodrilos, las serpientes y las arañas está muy extendida. Es un error. También hay aborígenes y camellos. Individualmente, son formidables. Combinados son poco menos que letales”. Esta es la introducción a una de sus historias, en las que en mitad del desierto se verá atrapado en una trampa muy bien planeada por un pícaro aborigen.

Su impresión sobre ciertos animales ha cambiado drásticamente después de vivir alguna de estas aventuras. Es lo que le sucede con los koalas, con los que tiene no precisamente una experiencia entrañable: “No me gustan los koalas. Son unos bichos asquerosos, irascibles y estúpidos sin un solo hueso amistoso en todo el cuerpo (...) Tienen mecanismos defensivos repugnantes. Su piel está infestada de piojos. Su semejanza con juguetes adorables es una engañifa abyecta. No son dignos de elogio por ningún motivo”.

En El lagarto astronauta, el segundo volumen de relatos, Cook vuelve a recorrer estas tierras casi desiertas intentado encontrar amenas historias protagonizadas por otros para luego escribirlas, aunque al final todo se le vuelve en contra y se ve metido de lleno en unas desopilantes aventuras contadas con un estilo muy desenfadado, buscando siempre el lado hilarante de lo que le está pasando, casi siempre vinculado a personajes que, por culpa del clima árido y unas condiciones de vida complicadas, han multiplicado sus manías y rarezas.

Muchas de sus observaciones sobre la vida en esas latitudes, los personajes que se encuentra y la situaciones que vive son mordaces, como cuando habla de su encuentro con algunos antropólogos en los desiertos australianos: “No es sorprendente que de pronto aparezca un antropólogo en la región más remota y seca del desierto de Australia. Lo hacen sin parar. Se estima que en el Outback hay más antropólogos estudiando a los aborígenes que aborígenes”.

El canguro alcohólico es el tercer libro. Otra vez Cook tiene que enfrentarse a las condiciones climatológicas de un territorio inhóspito para vivir que se ha especializado en fabricar personajes a veces primitivos que rozan la locura y la extravagancia, como “Codos Jones”, el protagonista de Saben aquel que..., “un personaje que se ganaba estupendamente la vida como luchador de pulsos en Birdsville hasta que su sentido del humor lo arruinó”. O la obsesión por cualquier animal que tiene el piloto Alex Robinson, con quien el autor protagoniza un esperpéntico viaje en avioneta.. Tampoco los animales son precisamente un dechado de idealismo y romanticismo. Así comienza el relato que da título al volumen, El canguro alcohólico: “Es probable que el origen de mi profundo temor hacia todos los animales australianos resida en el hecho de que en la infancia m relacionara con un canguro alcohólico”. Tampoco tiene una imagen complaciente del avestruz. “El avestruz es un pájaro malvado. Esta naturaleza maligna se deja entrever en sus ojos pequeños, mezquinos y despiadados. Su única expresión es de asco y desprecio hacia los seres vivos en general, y hacia mí en particular. También es capaz de dar coces como los camellos y partir piedras con el pico”.

Relatos, pues, entretenidos, amenos, que ofrecen una imagen poco convencional de la Australia profunda, de su fauna y de sus increíbles habitantes.


El canguro alcohólico
Kenneth Cook
Sajalín. Barcelona (2013)
196 págs. 18 €.
T.o.: Frill-Necked Frenzy.
Traducción: Guido Sender Montes.

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