miércoles, 25 de febrero de 2015

“Diarios de la Revolución de 1917”, de Marina Tsvietáieva


Publicados póstumamente, los diarios de la escritora Marina Tsvietáieva (1892-1941) sobre los primeros años de la Revolución rusa son el testimonio de una mujer desbordada por los acontecimientos trágicos que de golpe tiene que padecer. La autora describe aquellos hechos con una especial sensibilidad, alejada de valoraciones políticas. Hija de un profesor de Historia del Arte y de una pianista, Marina estudió Historia de la Literatura en La Sorbona y amplió estudios en Italia, Suiza y Alemania. En este último país, se dedicó a estudiar con especial intensidad a Goethe y el Romanticismo, y en sus posteriores escritos siempre reconoció su afinidad con la estética alemana. En 1910 publicó sus dos primeros poemarios, Álbum vespertino y Linterna mágica. En 1912 contrajo matrimonio; antes de escribir estos diarios tuvo dos hijas, Ariadna e Irina; posteriormente, en el exilio en París, un hijo.
            Su vida está trágicamente marcada por la Revolución de 1917. Primero, en el momento de su máximo prestigio poético, estalla la Revolución, que arrasa con todo, también con la literatura y los escritores. En 1922 consiguió exiliarse en el extranjero, primero para residir en Praga, donde se reencuentra después de seis años con su marido, Serguei Efrón, soldado en el Ejército Blanco; posteriormente se trasladan a París, donde continua con su labor poética y ensayística. En 1923 se publicó la que se considera su mejor obra, El oficio. También aparecieron sus ensayos sobre escritores, artistas y el mundo del arte. Desde París mantuvo correspondencia con Borís Pasternak y con Rainer María Rilke.
En 1937, su marido y su hija Ariadna (Irina murió de hambre en un internado en los primeros años de la revolución en Moscú) regresan a la URSS. Ella lo hace en 1939. Al poco tiempo, las autoridades comunistas detienen a su marido y lo fusilan; también encierran a su hija Ariadna en un campo de concentración, donde permanece hasta 1956. Marcada por estas detenciones y por su exilio, Marina no recibió ninguna ayuda de nadie. Desterrada con su hijo en Yelábuga, se suicidó en 1941.
            En España, gracias sobre todo a la labor de su traductora, Selma Ancira, se han publicado muchos de sus libros, entre los que destacamos Un espíritu prisionero, una selección de sus poesías, relatos, de su epistolario y de sus diarios que es además una muy buena aproximación a una escritora que junto con Anna Ajmátova está considerada de las mejores poetas de la literatura rusa del siglo XX. También son una buena muestra de su sensibilidad los ensayos Mi Puskhin y Natalia Goncharova. Y está publicada toda su poesía.
            Diarios de la Revolución de 1917 es una selección de lo que la autora escribió entre 1917 y 1919, los peores años de la Revolución, pues a las persecuciones y represalias por motivos políticos hay que sumar las consecuencias de la guerra civil entre la población, con muchos problemas de hambre y desabastecimiento. Estos diarios comienzan cuando la autora decide regresar a Moscú desde Crimea, donde vive con una hermana y donde conocen el inicio de la Revolución. Son momentos muy duros que la autora describe desde su dramática experiencia personal y con un estilo que, aunque en prosa, está siempre marcado por su estilo poético. En general, a través de textos muy breves que a veces incluso funcionan como aforismos o sentencias, Marina cuenta sus primeras impresiones en un Moscú devastado por la guerra y por el hambre que padecen ella y sus dos hijas. Quizá sea la primera parte de estos diarios, la que transcurre en Moscú, la más dramática.
            En el resto de los diarios impera la visión escueta, telegráfica y fugaz de los hechos. No hay opiniones políticas, ni un análisis riguroso y cronológico de lo que está pasando La autora anota sobre todo impresiones íntimas que funcionan como dardos poéticos. Ella misma define en una anotación su manera de contar las cosas: “En la prosa hay demasiadas cosas que me parecen superfluas, en el verso (verdadero) todo es indispensable. Con mi tendencia al ascetismo de la palabra prosística, en lo que escribo, a fin de cuentas, puede quedar sólo la osamenta”. Y esto son sus diarios: comentarios breves a un suceso, una referencia artística, una gestión, un chispazo, una cita poética, un verso… No son, pues, unas memorias o unos diarios muy elaborados sino que, para lo bueno y para lo malo, se mueven en el territorio de lo instantáneo. En todo momento se aprecia su original mirada poética, su inconsistencia temperamental (los hechos la desbordan), su incapacidad para adaptarse a una vida que exige sacrificios para los que no parecía estar preparada. De ahí la desolación de muchos comentarios, aunque en todo momento y circunstancia Marina Tsvietáieva busque para su alma el refugio del amor, la literatura y la erudición.
  


Diarios de la Revolución de 1917
Marina Tsvietáieva
Acantilado. Barcelona (2015). 224 págs. 14 €.
Traducción: Selma Ancira.

sábado, 21 de febrero de 2015

“Cartas de lejos”, de Josep Pla


             Nueva edición de uno de los primeros libros del escritor catalán Josep Pla (1897-1981), publicado en 1928. Es uno de sus libros de viajes más conocidos. Desde sus inicios como periodista, Pla viajó por todo el mundo como corresponsal. En algunos libros, sus crónicas están dedicadas a la actualidad política en los años convulsos anteriores a la Segunda Guerra Mundial. Pero Pla, escritor muy cosmopolita, conocedor como pocos de lo que estaba pasando en Europa en aquellos años, también escribió libros de viajes en los que aparcó las preocupaciones políticas y se centró en la descripción literaria de los paisajes y los modos de vida de muchos lugares europeos. La misma técnica emplearía muchos años después, cuando en 1954 publicó sus Cartas de Italia.
            Este libro  comienza en el sur de Francia. Pla dedica unos cuantos capítulos a diferentes ciudades y zonas francesas, como Bretaña, “tierra triste, gris y callada, o la ciudad de Lyon, sumergida en el silencio nocturno, “espeso y provinciano”. La llegada a Inglaterra le provoca un sorpresivo entusiasmo. En Londres, escribe que “el placer de descubrir una ciudad enorme y desconocida, sin guías ni libros, dejando sólo flotar el espíritu en lecturas anteriores, es una de las cosas más agradables que se pueden hacer en la vida”. A Londres dedica no pocos capítulos. Escribe sobre algunos de sus barrios (Soho, Fleet Street), sobre las tabernas, sobre localidades cercanas como Oxford. Como en el resto de los lugares que recorre, entre sus observaciones preferidas destaca la gastronomía, llena siempre de valoraciones muy concretas que conectan la calidad de la cocina con el carácter de sus habitantes. En el caso de Inglaterra, no se muestra muy satisfecho: “La cocina inglesa es sana, tiene calorías, no contiene ninguna filigrana decorativa equívoca. Pero yo, francamente, preferiría que fuese más divertida y más tentadora”.
            Después de Inglaterra, regresa al contienen y recorre Bélgica, Holanda (le sorprende positivamente la manera de ser de los holandeses), Alemania… Luego, los países nórdicos: Dinamarca, Noruega, Suecia, donde concluye su periplo. Le fascina la naturaleza gris y metálica de estos países, “lacrimosa y melodramática, oscurecida por la sinfonía de los vientos y de la mar, muerta bajo el cielo de plomo, desierta,”; este paisaje “forma como un fondo adecuado para desarrollar el ansia nebulosa de perfectibilidad y de protesta de estos seres naturales, para presidir sus preocupaciones, su casuística moral complicada”.
            Como decíamos, no describe el clima político y se entretiene en analizar la actualidad. Su mirada va mucho más allá, a lo más permanente, a la fusión entre paisaje y carácter. Fiel a su máxima estilística –“escribir sobre las cosas que he visto”, estas crónicas son un prodigio de minuciosa observación. Su estilo es sencillo, claro, atento al detalle revelador (de ahí la importancia de los adjetivos en su prosa). La mirada de Pla es siempre subjetiva y literaria, no periodística (por lo menos, en esta ocasión). Gracias a su cuidado y elaborado estilo, el libro sigue siendo muy actual. Por un lado, podemos disfrutar de la prosa dúctil de Pla, una de las mejores de la literatura catalana y castellana del siglo XX; por otro, sus agudas y meditadas observaciones ayudan a comprender mejor la idiosincrasia de los lugares que visita, que retrata siempre huyendo de los tópicos literarios y turísticos.


Cartas de lejos
Josep Pla
Austral. Barcelona (2015)
288 págs. 7,95 €.
T.o.: Cartas de lluny.
Traducción: Josep Daurella.

miércoles, 18 de febrero de 2015

“Historia mínima de la mitología”, de Carlos García Gual



Catedrático de Filología griega en la Universidad Complutense de Madrid y director de la Colección Biblioteca Clásica Gredos, Carlos García Gual (1943) es traductor y autor de numerosos trabajos relacionados con la cultura clásica y las humanidades. Este volumen de la editorial Turner, que aparece en la colección titulada “Historia mínima”, es un buen resumen de muchas de las cosas que ha escrito sobre “los mitos clásicos y sus ecos en la tradición occidental”.
            La primera parte del libro está dedicada a analizar y comentar los sentidos actuales que tienen las voces mitología y mito, siempre desde una perspectiva divulgativa, ofreciendo a los lectores las claves más importantes y presentando los avances más sobresalientes, pero sin enredarse en disquisiciones eruditas o académicas que se saldrían de los objetivos de este libro. Para García Gual, mito “es un relato tradicional que evoca la actuación memorable y paradigmática de unos personajes excepcionales (dioses y héroes) en un tiempo prestigioso y lejano”. Analiza el autor el valor religioso que tiene el mito dentro de la cosmogonía, la teogonía y la escatología, donde el mito es una respuesta narrativa, imaginativa, simbólica al misterio del origen y fin del universo y del más allá. No “pretenden ser verosímiles sino verdaderos”.
            La segunda parte ofrece un resumen de los mitos grecolatinos más importantes. Comienza con el origen de la familia olímpica y luego presenta las particularidades de los dioses más conocidos: Zeus, Hera, Poseidón, Deméter, Atenea, Afrodita, Ares, Hermes, Apolo, Ártemis, Hefesto y Hades. A continuación, habla de los rasgos más significativos de algunos semidioses (como Prometeo y Eros) y de los grandes héroes (Jasón, Heracles, Perseo, Héctor, Odiseo, Teseo).
            Tras este sencillo repaso a los protagonistas más relevantes de la mitología, analiza García Gual la íntima relación que existe entre mito y literatura. Ya a partir del sigo II de nuestra era, “el fondo religioso de los mitos se ha difuminado y la mitología se ha convertido en literatura, una tradición narrativa para gente culta”, aunque a su función poética hay que sumar su valor educativo en la formación de los niños y jóvenes. El autor comenta después el significado que los mitos y la mitología han tenido a lo largo de la historia, deteniéndose de manera especial en el siglo XX, momento en el que el mito revive un especial interés, pues su significado va más allá del mero valor icónico, simbólico o literario para analizar su significación en la vida humana. La última parte del libro está dedicada a comentar las interpretaciones de los mitos que han realizado importantes investigadores en el siglo XX como Mircea Eliade, Bronislaw Malinowski y Hans Blumberg.
            No estamos, pues, ante un nuevo diccionario de mitología ni ante un estudio pormenorizado del mito y su vinculación con la historia de las religiones, el psicoanálisis, la filosofía o la historia cultural. Aunque el autor menciona las conexiones del mito con estas disciplinas su objetivo, como hemos comentado, es servir de introducción a un tema con múltiples ramificaciones (literarias, artísticas, filosóficas, religiosas, etc.). En todo momento, el autor destaca el interés humanístico que poseen los relatos mitológicos, que no son solo mera historia de la literatura o de la cultura.  El valor del mito para la civilización queda recogido en una cita de del historiador Georges Dumézil que aparece en estas páginas: “El país que no tenga leyendas, dice el poeta, está condenado a morir de frío. Es muy posible. Pero el pueblo que no tenga mitos está ya muerto”.


Historia mínima de la mitología
Carlos García Gual
Turner. Madrid (2014)

240 págs. 14,90 €.

lunes, 16 de febrero de 2015

“Diario de un noctámbulo”, de Francisco Umbral


Diario de un noctámbulo reúne las colaboraciones radiofónicas, inéditas en formato libro, que Francisco Umbral (1935-2007) escribió para La Voz de León entre 1958 y 1961. Umbral se había iniciado en el mundo periodístico en años anteriores de la mano de Miguel Delibes en El Norte de Castilla. Tras su experiencia leonesa, Umbral se trasladó a Madrid, donde continuó su carrera periodística y literaria.
Estamos, pues, ante unos textos que son su prehistoria como periodista y escritor, facetas que en Umbral están íntimamente ligadas. Esta edición, a cargo de Isabel Martínez Moreno y con prólogo del escritor leonés Luis Mateo Díez, contiene tres tipos de textos. En primer lugar están los titulados “Buenas Noches”, del año 1958, textos breves con aroma radiofónico dedicados a personas, sensaciones, sentimientos y diferentes geografías. Con un encabezamiento y estructura parecidos, el autor hace una glosa literaria, poética y periodística, sobre los soñadores, viajeros, tímidos, bebedores, suicidas… También hay glosas sobre sentimientos más abstractos, como la paz y la tristeza, y divagaciones dedicadas a algunos personajes de aquellos años, domo el dedicado a Micaela Flores, La Chunga, “delgada, genial, hambrienta, gitana, estrepitosa, embarullada, inspiradísima, bailaora, guitarrera, incontenible”.
Luego vienen una serie de artículos agrupados con el título “El piano del pobre”, pertenecientes a 1959 y 1960, en los que Umbral se hace eco de la actualidad nacional e internacional con una visión singular de esos sucesos y personajes y en donde aparece ya su particularísimo estilismo y comentarios, intuiciones y chispazos que luego serán su seña de identidad en escritos posteriores. El tercer bloque, “Nuestro pequeño León”, contiene una serie de artículos donde Umbral recoge parte del acontecer político y cultural de León en los años 1960 y 1961, con reseñas de conferencias y presentaciones de libros, estrenos teatrales y cinematográficos y referencias a visitas a León de intelectuales, humoristas y escritores de prestigio nacional. También aquí aparecen sus originalísimas opiniones literarias, traspasadas de un radical subjetivismo, como la que dedica a Miguel Delibes, “ese escritor, ese novelista que ha ido llegando, sin espectacularidad, sin prisas ni pausas, a todos los públicos españoles y, luego, extranjeros. Un creador que se nos ha ido acercando detrás de su obra y nunca delante de ella, o sin obra por detrás ni por delante, como tantos otros”.
Podíamos decir que estamos ante el germen del escritor y articulista que luego adquiriría tanta fama y popularidad por su estilo, opiniones y personalidad. En los primeros textos predomina la visión literaria de la vida, con reflexiones poéticas alejadas de la actualidad, lo que provoca que estos comentarios sean un tanto reiterativos y en ocasiones sin mucha chispa. Luego, en el resto de los textos –algunos muy de circunstancias-, son más visibles los rasgos más conocidos de la prosa de Umbral, todavía incipientes y primerizos pero que transmiten su literaturizada, agónica, canallesca y tierna interpretación de la realidad.


Diario de un noctámbulo
Francisco Umbral
Planeta. Barcelona (2015)
304 págs. 21 €.

sábado, 7 de febrero de 2015

“Koba el Temible”, de Martin Amis


Publicado en 2004, la editorial Anagrama reedita en su colección Compactos este libro de Martin Amis (1949), uno de los escritores ingleses más conocidos y con mayor proyección internacional, como atestiguan sus novelas más difundidas (La flecha del tiempo, La información, Tren nocturno), lo mismo que su biografía, Experiencia.
En este libro, a mitad de camino entre el ensayo y lo biográfico, aborda la compleja relación que tuvo con su padre, el también novelista Kingsley Amis. El punto de partida es la pertenencia de su padre al Partido Comunista desde 1941 a 1956. Aunque luego renegó del comunismo, Martin Amis no entendió la actitud de su padre en aquellos cruciales años y, por extensión, la de tantos intelectuales europeos que asumieron sin ninguna protesta las purgas y los campos de concentración en los países del Este como un paso necesario para la construcción del hombre nuevo comunista.
Este  libro comienza relatando algunos recuerdos personales al hilo de su amistad con Robert Conquest, autor de El gran terror (1968), una investigación clave para desmontar la propaganda comunista, ensayo muy citado por Amis en su libro. Poco a poco, la figura de Stalin se apodera de todo el libro. Amis no sigue un método sistemático, pues salpica la narración de reflexiones apasionadas con las que ajusta cuentas con aquellos que nunca se han reído de las matanzas de Hitler y que, sin embargo, mostraron una actitud condescendiente con los fracasos catastróficos de la URSS y los crímenes de las dictaduras comunistas.
Amis es implacable con Stalin, pero no se queda atrás con Lenin y Trotski. Como tantos historiadores modernos se han encargado de demostrar, las decisiones de Stalin -la política de terror contra los campesinos, la utilización del hambre como elemento terrorista, las arbitrarias purgas, el culto a la violencia, etc.- proceden de los métodos de Lenin y de Trotski. Él no inventó nada.
Para conservar el poder y eliminar a sus enemigos, supuestos o reales, Stalin puso en marcha una poderosa máquina propagandística, basada en la mentira sistemática para publicitar los avances del comunismo. No entiende Amis cómo estas campañas tuvieron tanta eficacia entre los intelectuales europeos, y no le sirve el argumento, porque no era verdad, de que no se conocían esas atrocidades. Inteligente y ameno libro escrito desde una perspectiva muy original.


Koba el Temible
Martin Amis
Anagrama. Barcelona (2015)

328 págs. 10,90 €.