viernes, 26 de agosto de 2016

“Los muchachos de zinc”, de Svetlana Alexievich


Cuarto libro que se traduce de la autora bielorrusa, premio Nobel de Literatura 2015. En esta ocasión, se trata de un libro publicado en la URSS en 1994 que provocó mucha polémica, pues Alexievich dedica el libro a los soldados víctimas de la guerra de Afganistán (que regresaban de aquella guerra en ataúdes de zinc), en la que se vio inmersa la URSS de 1979 a 1989 y que causó más de 50.000 bajas.
            Como en sus otros libros publicados, Voces de Chernóbil, La guerra no tiene rostro de mujer y El fin del “homo sovieticus”, Alexiévich vuelve a hablar con cientos de personas que directa o indirectamente padecieron las consecuencias de la guerra, muchas de ellas de una manera dramática y trágica.  La “poética de la escucha” que emplea la Nobel hace que los entrevistados hablen y hablen, mientras ella selecciona los pasajes más genuinos y auténticos que atrapen de manera original una idea, una sensación, un sentimiento. Con habilidad y respeto, cede su voz a las personas anónimas que sufrieron directa o indirectamente aquella guerra (soldados, madres, esposas e hijos de los militares fallecidos…) y que son las que pueden aportar un punto de vista original y humano sobre lo que sucedió, pues sus comentarios no tienen en cuenta las restricciones políticas o militares que suele presentar el discurso oficial.
            Alexiévich habla con las madres de los soldados, con enfermeras, con soldados supervivientes… Muchos destacan las dolorosas consecuencias personales de su estancia en Afganistán y la fría incomprensión de sus allegados, y del país en general, por su participación en una guerra que resultó un fracaso político y militar. Estamos ante un espléndido y triste reportaje periodístico y literario que presenta una mirada coral, dura y distinta sobre la experiencia de la guerra.


Los muchachos de zinc
Svetlana Alexievich
Debate. Barcelona (2016)
416 págs.
22,90 €. (papel). 12,99 €. (digital).
T.o.: Tsínkovye málchiki.
Traducción: Yulia Dobrovolskaia.

1 comentario:

  1. Siempre es interesante leer sobre guerras pasadas desde un punto de vista más humano.

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