miércoles, 12 de octubre de 2016

“Seis años que cambiaron el mundo”, de Hélène Carrère d’Encausse



Descendiente de una familia de exiliados georgianos, la historiadora Hélène Carrère, secretaria perpetua de la Académie francesa, se ha especializado en la historia del imperio soviético y de Asia Central. Su nuevo libro evoca en su título el que publicó en 1919 el norteamericano John Reed sobre la revolución soviética, Diez días que estremecieron el mundo. Carrère dedica el suyo a los seis años, de 1985 a 1991, que contemplaron “la caída del imperio soviético”.
            Aunque nada hacía presagiar ese derrumbe, los síntomas eran preocupantes en la URSS a inicios de la década de los ochenta. En primer lugar, las sucesivas muertes de Breznev, Andrópov y Chernemko evidenciaron que el régimen estaba en manos de una gerontocracia inamovible. ¿Cómo conciliar –se pregunta la autora- la idea de superpotencia y esa sucesión penosa de personajes en las últimas, momificados, y de entierros repetidos?”. Por otra parte, no solo los políticos no daban una buena imagen, también la sociedad estaba inmersa en una galopante degradación física y moral que se manifestaba, por ejemplo, en los numerosos problemas que ocasionaba el alcoholismo. Además, la guerra con Afganistán supuso un desgaste desmesurado con inquietantes repercusiones entre la población.
            La URSS necesitaba urgentemente un cambio de rumbo. Y el 11 de marzo de 1981 eligieron a la persona indicada para realizarlo, Mijaíl Gorbachov, nuevo Secretario General del Partido Comunista. Gorbachov comenzó con una limpieza en el seno del Partido y aplicó después, no sin dificultades, su política de glasnot, de transparencia absoluta. La prueba de fuego de esta nueva actitud fue el accidente nuclear de Chernóbil, el 26 de abril de 1986. Tras unas semanas en las que se aplicó una férrea censura (la URSS actuó como siempre, o sea, ocultando la realidad), se decidió dar a conocer a la opinión pública el dramático alcance de los hechos. Pero esa transparencia dejó en evidencia “la incompetencia del poder soviético” para afrontar este y otros muchos problemas.
            Gorbachov puso en marcha la perestroika, la reconstrucción de la política soviética. Se notaron nuevos aires en el mundo de la cultura (se mitigó de manera ostensible la censura), hubo cambios económicos (más peso de la iniciativa privada), medidas que alimentaron los deseos de libertad de una población bastante harta de los métodos oscuros del Partido Comunista. Gracias a Gorbachov, también cambió de manera radical la imagen de la URSS en el extranjero. Sin embargo, la aplicación de su nueva política provocó una cascada de medidas que acabaron volviéndose en contra de lo que él buscaba.


            A partir de ese momento asistimos al enfrentamiento, potente, muy visible en este libro, entre los dos líderes que pilotaron esta etapa de la política soviética: Gorbachov y Boris Yeltsin, el nuevo líder de Rusia. La política interna se convirtió en un polvorín, que Carrère describe centrándose especialmente en las trayectorias políticas de los dos líderes. A la vez, cuenta del proceso de descomposición del propio régimen y los deseos de autonomía de los países que formaban parte del bloque comunista. Así hasta llegar a 1989, cuando se produce el desmoronamiento total.
            Lo que a partir de aquí cuenta Carrère son, desde otra mirada, los mismos hechos que relató el historiador Serhi Plokhy en su libro El último imperio (Turner), también sobre la desintegración de la URSS. Los procesos de independencia van a más entre las repúblicas soviéticas y, tras el fallido golpe de Estado de agosto de 1991, “entre las iniciativas de Yeltsin y las capitulaciones de Gorbachov, la URSS acabó de verse despejada de su autoridad y sus bienes en beneficio únicamente de Rusia”. De ahí se pasó a la desaparición de la URSS, cuando los presidentes de Bielorrusia, Ucrania y Rusia, en el bosque de Behvezha, le pusieron la puntilla. A los pocos meses, el presidente Gorbachov fue defenestrado y se inicia un proceso, que la autora describe en el epílogo, de glorioso ascenso de Yeltsin, no sin complicaciones en el seno de la propia Rusia.
            La autora destaca el papel protagonista que tuvieron Gorbachov y Yeltsin, grandes figuras de la política contemporánea cuyo valor se ha subestimado. Para Carrère, los dos contribuyeron a “la desaparición pacífica e incruenta de un sistema estatal todopoderoso que se creía eterno, y de un inmenso imperio fuertemente armado”.


Seis años que cambiaron el mundo
Hélène Carrère d’Encausse
Ariel. Barcelona (2016)
382 págs. 23,90 €.
T.o.: Six années qui ont changé le monde.
Traducción: Ana Herrera Ferrer.

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